REFLEXIÓN


                                                                          
Esta tarde me topé con una frase interesante: "Einstein decía que la lógica nos puede llevar del punto A al B y la imaginación nos puede llevar a cualquier sitio". Es por esto que cuando contamos un cuento debemos saber hasta dónde podemos profundizar en el. Al contarlo, transmitimos VALORES, generamos emociones y miedos y llevamos al niño a cualquier lugar. 


Las historias forman parte de nosotros desde siempre. Desde que estamos en el vientre de nuestras madres, nos hablan y nos cuentan como será nuestra vida allí fuera. Luego nacemos y los cuentos pasan a formar parte importante de nuestra relación con nuestro entorno. ¿A quién no le han contado un cuento en casa, en el colegio, los amigos, etc, etc?


Sin duda los cuentos nos dejan alguna huella más que simplemente el recuerdo de esa historia. Los cuentos nos dejan el sabor del momento, la imagen de la persona que nos lo contó, y por supuesto los VALORES que con esa historia aprendimos. Cualquier cuento que se precie de serlo lleva un mensaje que de alguna manera cala en nosotros y se queda allí dentro. Al recordarlo, seguramente vendrá a nuestra memoria el recuerdo de quien nos contó y quizá dónde y cuándo nos lo contó. Yo personalmente se que el cuento que dejó huella en mi fue el de Pedro y el Lobo (Sergéi Prokófiev, 1936) que de hecho lo cuento mucho en clase cuando quiero explicar el valor de la verdad y su importancia frente a la mentira.



El otro día me encontré esta publicación en una red social, es una cita firmada por José Múgica:



Voy a honrar mi valor de la sinceridad en esto que voy a decir y quizá reciba críticas de mis compañeros docentes, pero hoy por hoy no estoy de acuerdo a pesar de que  antes de conocer este mundo de los valores, le dí a esta publicación un "me gusta". Aquellos valores que quizás a José Múgica le inculcaron sus padres, muchos de los niños de ahora no tienen esa suerte debido al mundo virtual en el que estamos actualmente viviendo y a la situación socio-económica que obliga a ambos padres a pasar muchas horas fuera de sus casas y alejados de sus hijos. Los niños pasan mucho tiempo solos frente a una ventana permanentemente abierta al mundo exterior, las nuevas tecnologías, y estando en contacto con situaciones que quizá aún no tienen edad para entenderlas. Todo esto siembra en estos niños una serie de VALORES que no necesariamente son los más adecuados.
Por este motivo pienso y reflexiono en la necesidad de que los profesores nos formemos en dos nuevas herramientas: 
                            Coaching y Coaching por Valores
Para
           * ayudar a esos padres confundidos en su valoración como sembradores de valores y
           * sembrar valores que sean fuertes y sirvan para formar personas.
Por supuesto que en el colegio educamos y trabajamos las asignaturas de toda la vida, pero ¿de qué sirven si los receptores no están adecuadamente sintonizados con nuestro canal de enseñanza?
He descubierto que los VALORES pueden actuar como un cóctel. Si están bien mezclados, en su dosis adecuada y el momento es el indicado, los resultados son buenos y dejan un muy buen sabor de boca; pero, si por el contrario, los VALORES no están bien alineados y no son bien entendidos, son un cóctel molotov.  

VALORES VIVIDOS
Al principio cuando inicié mi andadura en esto de los Valores, lo primero que aprendí sobre la definición de Valores es que una cosa son los Valores Enunciados y otra cosas son los Valores Vividos. Pues bien, me encanta decir que los Valores Vividos funcionan y además son una herramienta muy poderosa. Mis alumnos son otros, trabajan solos y la mayoría de las veces resuelven sus problemas y dificultades sin necesidad de que intervenga un adulto. Por supuesto que han madurado a lo largo del curso escolar, pero yo se, que además llevan una gran semilla dentro que les está ayudando a ese cambio. 
A pesar de mis más de 25 años en el aula, yo también he cambiado mucho en mi manera de trabajar. Ahora me siento mucho menos estresada, termino mi jornada escolar con más tranquilidad y sabiendo que ha sido un día productivo y tranquilo. Lo notan hasta en mi casa!
Estamos en el buen camino, vamos progresando a pasos agigantados y aunque quedan dos o tres niños que aún deben visitar una que otra isla nuevamente, estoy convencida que será cuestión de tiempo y paciencia.




"La distancia más corta entre dos mentes es el cuento"

Cuando contamos un cuento utilizamos un lenguaje emocional que refuerza el valor de la confianza en el receptor  y logra abrir así, sus canales de escucha. De ahí que los cuentos sean una herramienta fundamental para presentar contenidos en la escuela y trabajar todo tipo de situaciones de la vida diaria. 
A través de esta herramienta de comunicación, que mezcla lo racional con los sentimental, el alumno logra identificarse con el contenido y quiere pertenecer a él. Por ejemplo, en el cuento de la Alfombra Mágica y Las Islas de Los Valores, los niños experimentan una serie de emociones que son reales y las viven en sus hogares y en su vida diaria, haciendo que deseen visitar estas islas y conocer más sobre ellas. 
Otro ejemplo claro del uso de esta herramienta es el empleo del cuento de los Músicos de Bremen de los hermanos Grimm, en clase de Ciencias, para estudiar el tema de los animales. Es un cuento con mucho sentimentalismo puesto que los dueños de los animales van a sacrificarlos porque ya están viejos y no sirven para nada. El valor de la empatía que tienen los alumnos con los animales les genera un sentimiento de pena que a su vez les reafirma este valor y es así como deciden adentrarse en el estudio de los animales, clasificación, estructura, alimentación, evolución, etc. 
Los alumnos interiorizan los conceptos a través de los valores y los cuentos son la llave maestra para  ello.