LA PAUSA



Llevo un buen tiempo sin sentarme a conversar por aquí y creo que ya va siendo hora. El curso pasado estuve inmersa en desarrollar bien mis herramientas para implementarlas dentro de mi metodología. Apliqué muchas de ellas y egoístamente no quise compartirlas hasta no tenerlas controladas y saber que funcionan.

Este curso lectivo 2019-2020 está por comenzar, de hecho el lunes 2 de septiembre regresamos los profes al cole y quiero hacerlo con el compromiso de utilizar a diario mi metodología de EducaciónxValores y las herramientas desarrolladas.

El hecho de que sea un curso con numerología tan potente 2019-2020, me plantea una serie de cambios, estrategias y reflexiones que iré compartiendo por aquí.

Para empezar, os cuento que este verano se me abrieron muchas puertas y ventanas y por todas ellas fluyó aire nuevo. Conocí gente maravillosa en la Primera Certificación Internacional de EducaciónxValores en Lima, me formé en L1 y L2 de POY, una nueva herramienta que complementa mi metodología,  y por último publiqué mi Primer Cuento Corto de Valores, La Tortuga "8". Fue un verano muy movidito pero lleno de satisfacciones.

Hoy me gustaría empezar compartiendo esta sencilla pero potente herramienta, la pausa, que seguramente nos ayudará a entender la importancia de dejar que las cosas sucedan por su propio flujo (flow) en lugar de hacer, persistir, insistir, frustrar y no conseguir nada.

En la vorágine del día a día en el centro escolar, no tenemos tiempo para escuchar ni escucharnos. Queremos hacer y hacer sin pensar que muchas veces en ese "hacer" no está el aprendizaje ni la formación de nuestros alumnos sino por el contrario, nuestro fracaso y su estrés. Lo viví en el curso pasado cuando Pablo, un pequeño alumno de 8 años me dijo unas palabras muy sabias: "Ani si corres todo el tiempo te cansas y te caes y además te puedes hacer daño". Y es que es así, como profesores nos agobiamos por cumplir con el currículo sin caer en cuenta de que en esa carrera, muchos de nuestros alumnos se van quedando, los conceptos se van agarrando con alfileres y las familias se van estresando conforme van pasando los días.

¿Qué podemos hacer para mejorar esto? ¿Desde dónde podemos actuar para llevar a todos a un mismo puerto sin hacerles daño?

La respuesta se llama   P-A-U-S-A.

¿Y qué es la pausa? 

No es más que parar antes de empezar, tomar conciencia del lugar, el tiempo y el trabajo.
Estar conscientes como educadores y formadores que somos, que debemos respetar los ritmos de trabajo de cada uno de nuestros alumnos y a su vez, los alumnos en su individualidad deberán encontrar desde su  propia pausa, qué pueden y no pueden hacer, cómo y cuándo lo pueden hacer.
Por supuesto esto no quiere decir que solamente unos pocos trabajarán mientras el resto estará descubriendo su momento, para nada me refiero a eso. Debemos entender la educación desde la visión de que menos es más; de que cada cosa requiere su proceso y su tiempo.
De la misma manera que no podemos esperar que un niño eche a andar a los tres meses de edad, no podemos pretender que los alumnos empiecen a leer y a escribir a los tres años. Para eso están los estudios del desarrollo del niño que afirman que el desarrollo de las habilidades lectoras deberán empezar cuando el juego y las habilidades sociales están afirmadas en el niño. Por supuesto que está la escuela China donde los niños aprenden a leer y a escribir a los tres años, pero también está la educación en Finlandia donde no se empieza con la lectoescritura hasta los siete años. Esto me indica que cada cultura tiene su tiempo y su pausa.

La educación debe ser entendida como una carrera de relevos donde cada posta cumple su función y un corredor no puede arrancar a correr sin que antes haya recibido su posta. Es todo un proceso.

Por supuesto que ya hemos visto que la nueva generación "Z" se caracteriza por la inmediatez en todo, pero eso no quiere decir que debemos seguir su ritmo sino por el contrario, nuestro papel es el de guiarlos hacia la pausa para que tomen conciencia de su propio ritmo, interioricen el aprendizaje de  conceptos y sobre todo se conviertan en alumnos productivos.

De todos es sabido que nuestro cuerpo y mente necesitan descansar para lograr una mayor productividad, ¿por qué en el horario escolar no está contemplado este tiempo de descanso? Por supuesto están los recreos, pero según el tipo de colegio o instituto, estos tiempos son despuès de 90 minutos o más de clase. Los docentes no manejamos la pausa dentro de nuestras sesiones de trabajo. Cuando un profesor termina su sesión, sale del aula e inmediatamente entra el siguiente con su batería preparada. Si en este momento, cada docente empezara la sesión con una pequeña pausa ya sea de música, reflexión o interiorización, el manejo del aula sería más fácil que repetir incesantemente a los alumnos que hagan silencio, saquen sus cuadernos, etc.

Parar antes de empezar, para aprender a ser más pacientes y respetuosos con el prójimo.

Parar antes de empezar, para aprender a escucharnos y escuchar a los demás.

Parar antes de empezar, para poner orden en el proceso de aprendizaje.

P-A-U-S-A-R la vida para disfrutarla y tener conciencia de lo que somos y nos rodea. Tomar el tiempo necesario para prepararnos, cambiar nuestra frecuencia de conección con nosotros mismos y con el resto.

P-A-U-S-A-R  para observar y aprender.


P-A-U-S-A-R para escucharnos desde dentro, entendernos y crear un mundo mejor a nuestro alrededor.

Si practicamos la pausa antes de cada sesión de clase, seguramente nos costará menos empezar la sesión, los alumnos estarán conectados y entenderán que la actividad que se va a desarrollar es importante para ellos y para todos. No digo que será fácil, pero si lo ponemos en práctica desde el principio, auguro buenos resultados.





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